lunes, 18 de febrero de 2013
PABLO: Creer y Anunciar Eran Su Misión
Hechos 13.13-52
El trabajo misionero de Pablo tradicionalmente se divide en tres viajes misioneras, aunque sepamos que su vida ministerial haya sido muchísimo más amplia. Estudiando un poco más las actividades y viajes del apóstol, podemos tener una visión del conjunto de su vida misionera si la dividimos en algunos periodos:
Conversión: 31/32
1. Damasco (31/32): Hc 9.19-22
2. Arabia (32-33): Gl 1.15-17 (2Co 11.32-33; Hc 9.23-25)
3. Jerusalén (33): Gl 1.18-19; Hc 9.26-30
4. Cilicia e Siria (33-42): Hc 9.30; 13-14; 15.22, 40-41
5. Antioquía: Hc 11.25-30
6. Chipre: Hc 13.4-12
7. Galacia (45-47): Hc 13.14-14.23
Concilio de Jerusalén: (48): Hc 15
8. Macedonia (49-50): Hc 16.11-17.15
9. Acaia (50-51): Hc 17.16-18.17
10. Asia (51-54): Hc 18.18-19.41
Colecta para la iglesia de Jerusalén (verano/55)
11. Iliria (56-57): Rm 15.19 (costa del Adriático – Albania e Croacia)
12. Cesarea (57-59): Hc 21.27-26.32 (23.23) (Pablo llevado preso a Cesarea)
13. Roma (60-62): Hc 27.1-28.31
14. España (62): Rm 15.23-29 Era ya su deseo evangelizar en España cuando les escribió a los Romanos cuando aún estaba en Corinto (56-57). Conforme documentos del primer siglo, este viaje, de hecho, la realizó en apóstol tras su soltura del primer período de prisión
15. Creta (63): Tt 1.5
La predicación misionera de Pablo nos cuenta mucho de su fe y teología, o sea, de lo que creía como teólogo. Quisiera, por tanto, destacar algunos puntos principales de su fe y teología:
1. Misión como respuesta a la vocación (13.15-16): este viaje de Pablo y su equipo surgió de la vocación de la iglesia (13.1-4a). No se pueden considerar a Pablo, Bernabé y Marcos como los misioneros, sobrenatural y especialmente vocacionados, como si la vocación fuera una experiencia mística o mágica a nivel personal exclusivamente. Este equipe emprendió un primer viaje misionero en respuesta tanto a la vocación personal que habían recibido de Dios, como a la vocación misionera impresa en la naturaleza misma de la iglesia.
Al llegar a Antioquía de Pisidia se dirigieron a la sinagoga, algo muy natural en se tratando de judíos. Ya sabían de la costumbre en las sinagogas de dar la palabra a los judíos visitantes y se aprovecharon de eso para anunciar el evangelio a todos los presentes (judíos y gentiles prosélitos). La acción misionera de Pablo y sus compañeros aquí resume en términos prácticos la naturaleza vocacional de la iglesia y de ellos mismos como individuos.
2. Un evangelio sin fronteras humanas (13.16,26,43,47): cuando buscaron la sinagoga el sábado, lo hicieron por ser judíos, les era algo natural y esperado; pero lo hicieron, porque sabían que era el único lugar de la ciudad donde encontrarían reunidos juntos a judíos y a gentiles, ambos interesados en oír sobre Dios y sobre la palabra. No había ambiente mejor para iniciar el trabajo misionero, entonces, que una sinagoga.
Eso tiene que ver con su creencia teológica: el evangelio no ha sido dado exclusivamente a judíos; Dios jamás pensó y planeó su obra en la tierra considerando nada más que un solo pueblo (judíos). El carácter de la obra redentora de Dios es universal en el sentido de que personas de todas las razas, épocas, culturas, extracto socioeconómico y político, etc no están excluidos de la posibilidad de redención. El evangelio es para todos y eso la iglesia y los cristianos lo tenemos que tener muy claro.
3. La elección de Dios: el fundamento para la salvación (13.17,48): uno de los primeros conceptos de fe mencionados por Pablo ha sido el de la elección o predestinación. Se refiere a la elección hecha por Dios de un pueblo para servirle. Menciona a Israel en este verso puesto que trata de un momento específico de la historia de la salvación de Dios. Hoy, como lo sabemos, el pueblo elegido por Dios es la iglesia compuesta por personas de todas las etnias y épocas.
Al mencionar la elección luego a principios de su habla, Pablo le da importancia como el fundamento para la salvación humana. Eso quiere decir que si Dios no nos eligiera (o predestinara) a la salvación, inevitablemente estaríamos condenados por toda la eternidad, puesto que no hay en ninguno de nosotros ningún bien espiritual capaz de cubrir la deuda generada por el pecado ante Dios. El pecado está tan arraigado en nuestro ser que si Dios no decidiera por salvarnos, jamás lo podríamos hacerlo por nosotros mismos. El decidió por todo el proceso eterno e histórico de la redención, incluso predestinándonos a la vida eterna y llamándonos irresistiblemente a esa vida en algún momento especial de nuestra historia personal. Dependemos de Dios para la salvación y él no nos decepciona, a punto de enviar a su propio Hijo a morir en nuestro lugar. Nos eligió y ya no vuelve atrás con la salvación.
Eso le da un sentido muy especial y claro a las palabras del verso 48: “creyeron todos los que estaban destinados a la vida eterna”.
4. La historia es el escenario de la redención de Dios (13.17-41): Pablo menciona conscientemente a lugares, a personas y a situaciones concretas en su mensaje, tales como: Egipto, el desierto, los jueces, los profetas (Samuel), la promesa, Abraham, Cristo (su encarnación, muerte, resurrección) y David. De ahí podemos notar que la salvación, que por un lado es una obra eterna y espiritual, por otro lado se concreta dentro del proceso histórico humano.
Eso es muy bonito y, principalmente, es muy importante. Significa eso que Dios no ha gritado el evangelio desde el cielo para que lo oyéramos aquí abajo; más bien, se reveló y actuó dentro de la historia humana, envió a su hijo a vivir como un ser humano en un determinado local y época de la historia, a sufrir una muerte cruel y verdadera, y a resucitar física e históricamente. La salvación, por tanto, es un verdadero y grande milagro que ocurre dentro de los caminos de la historia humana; en ese sentido, vivimos el milagro de la salvación a diario y siguiendo el curso natural de la vida y de la historia.
5. Cristo: el evento de la salvación (13.24-37): el contenido central de la predicación de Pablo manifiesta también el centro de su fe y de su teología. El mensaje central que anunciaba a judíos y gentiles tenía como eje la encarnación, la muerte y la resurrección de Jesucristo, como los eventos fundamentales que marcaron su misión redentora en este mundo y la hicieron absolutamente eficaz para los que hemos sido alcanzados por la gracia y, en consecuencia, creemos en él.
La realidad es que, sin Cristo (su persona como Dios-hombre y su obra), la redención no existiría en ninguna dimensión posible o imposible. Cristo es el autor de la redención y su obra (encarnación-muerte-resurrección) la tornaron posible y totalmente eficaz. En ese sentido, Cristo asume la posición de “evento de la salvación”, él es el evangelio, él es la redención. Consecuentemente, para nosotros que estamos por naturaleza eterna e irremediablemente condenados, la única posibilidad de salvación solo nos puede venir por y en Jesucristo.
6. La misión cristiana está compuesta por testigos que anuncian (13.31-32): al ser alcanzados por la gracia redentora de Jesucristo, nos tornamos, todos y cada uno de nosotros, en testigos que anuncian el evangelio de la salvación a las demás personas. En el texto, vemos como Pablo se refiere a sí mismo y a los demás apóstoles, junto con los primeros discípulos de la iglesia primitiva, como testigos ante el pueblo que anuncian las buenas nuevas respecto a Cristo y su obra salvadora.
Los apóstoles fueron los primeros, históricamente y teológicamente hablando. Nos dejaron su legado de fe, de teología y de misión evangelizadora. Seguimos, por tanto, sus pasos de fe, heredamos sus escritos (y también los escritos de los profetas antes de ellos) y mantenemos viva, a lo largo de los siglos y por toda la geografía humana, la llama evangelizadora que vemos en sus vidas. ¡De los apóstoles a todos nosotros!
7. La resistencia natural al anuncio del evangelio (13.44-51): Siguiendo la lectura del texto nos deparamos con una natural resistencia al evangelio por parte de los judíos. Se negaban a recibir la palabra de Dios porque la interpretación que le dada Pablo iba en contra de sus tradiciones religiosas. Inicialmente intentaban contradecir el mensaje con argumentos eficazmente contestados por Pablo y Bernabé. Luego, procuraron incitar a mujeres muy distinguidas y favorables al judaísmo, y a los más prominentes de los hombres de la ciudad en contra de los apóstoles y de las personas que vinieron a creer en Cristo.
La respuesta de Pablo y sus compañeros a esa situación de resistencia y persecución fue la mejor posible: argumentaba con ellos hasta límite posible, luego, cuando la argumentación ya no servía para nada, partieron hacia otro lugar, dejando establecida una iglesia en esa ciudad para que el mensaje del evangelio siguiera día a día, paso a paso, su camino entre las gentes de ahí.
8. La respuesta al evangelio (13.43-44,48,52): Es muy gratificante observar que, aún con resistencia y persecución, el evangelio fue recibido por los que tenían que creer en aquel momento especifico. Muy bonitas son las palabras que nos presentan y definen la respuesta dada por muchos al evangelio: muchos se reunieron para oír el evangelio, algunos fueron alcanzados por Cristo y se tornaron discípulos fieles, “llenos de alegría (gracia) y del Espíritu Santo” (13.52), una excelente forma de concluir esta etapa del viaje misionero. La plenitud de la gracia y del Espíritu Santo es la confirmación y el sello definitivos de la salvación en Cristo. Hubo conversiones, posiblemente no de todos los que acudieron a oír a Pablo y Bernabé, pero sí de todos los estaban destinados a creer. Lo importante es que el mensaje ha sido anunciado y que los discípulos locales siguieron respondiendo al evangelio y anunciando la palabra de Dios.
Pero ¿qué implicaciones podemos encontrar para nuestras vidas hoy? Algunas sugerencias:
a) todos nosotros somos vocacionados por Dios para su servicio, como un reflejo permanente de la vocación misionera de la iglesia, y ejercemos nuestra vocación y dones personales a diario;
b) no podemos elegir a quien anunciamos el evangelio, puesto que no tiene fronteras humanas. Anunciamos a todos los seres humanos, indistintamente, a medida en que Dios nos da las oportunidades concretas;
c) no podemos anunciar un “evangelio” formado por nuestros conceptos y preferencias personales. La elección y el Cristo histórico fundamentan nuestra creencia y solidifica nuestra fe, siendo la base para lo que tenemos que creer y anunciar;
d) A lo largo del ejercicio de la misión cristiana nos encontramos con dificultades, rechazos, resistencias de toda clase, incluso con persecuciones. ¿Qué clase de resistencias o persecuciones sufrimos hoy?
e) La plenitud de la gracia (alegría) y del Espíritu Santo es la marca de los verdaderos cristianos y deben manifestarse constantemente en nuestras vidas, produciendo arrepentimiento y fe, crecimiento en la palabra de Cristo y el fiel ejercicio de la vocación misionera de la iglesia.
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