viernes, 11 de diciembre de 2009

¿Hace Sentido la Navidad?


Nos encontramos en un momento muy significativo y, a la vez, muy extraño del año: ¡se acercan las Navidades! Son días significativos porque es la ocasión en que los cristianos de todo el mundo conmemoran el nacimiento de Jesucristo, pero son días muy raros porque la mayoría de los cristianos que lo conmemoran ya no lo hacen más por Jesús.

Para muchos la figura de Jesús ya no tiene ningún sentido ni hace falta que sea mencionado y lo que de hecho buscan en la Navidad es la conmemoración de si mismos. La conmemoración del nacimiento de Jesucristo, por tanto, pierde su sentido más profundo y se convierte en un motivo que lo justifica todo, desde el consumismo desfrenado hasta conceptos y sincretismos religiosos sin ningún vínculo con el cristianismo.

Para otros son días terribles en que tienen que soportar largos periodos con su familia; una fiesta que ya no tiene el menor sentido en el mundo de hoy, a no ser una buena oportunidad para el comercio; una conmemoración que les hace recordar de sus trágicas experiencias religiosas del pasado; un día en el que la hipocresía de los religiosos es la que debería tener el protagonismo.

Sin embargo, es muy importante que los cristianos recuperemos en nuestras propias vidas e iglesias el sentido verdadero que hay en el nacimiento de Jesucristo no solo para que nuestras vidas y comunidades se llenen con la gracia de Dios, sino también para que esta gracia pueda ser comunicada de forma relevante a otras personas.

El nacimiento de Jesús tuvo como principal propósito el acercamiento de Dios al ser humano. En esta fecha conmemoramos la iniciativa de Dios de acercarse a nosotros y de buscarnos en medio a nuestro pecado de abandono y de alejamiento de su persona. Se conmemora el encuentro de Cristo con nosotros abriéndonos el camino hacia Dios: “le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados… y lo llamarán Emanuel, que significa ‘Dios con nosotros’…” (Mt 1.22-23).

Navidad es la vida misma de Dios presente con nosotros de forma a que somos encontrados por Cristo, recibimos su amor y su gracia restauradora. Somos plenamente perdonados y recibidos. “Si alguno está en Cristo, es una nueva creación. ¡Lo viejo ha pasado, ha llegado ya lo nuevo!” (San Pablo – 2 Co 5.17). En la Navidad tenemos la oportunidad de rever nuestras vidas ante Dios, de buscar la gracia de Cristo de manera más intensa, de restablecer nuestra relación con Dios y con las personas como resultado de su presencia con nosotros.

No permitamos que el nacimiento de Cristo pierda su verdadero sentido para nosotros, entreguemos nuestro ser a él y busquemos su amor y salvación.

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