miércoles, 30 de septiembre de 2009

¿Qué es la Espiritualidad?

El término “espiritualidad” puede traer dentro de si una enorme gama de significados. Incluso, para muchos, la espiritualidad asume una creciente importancia en el mundo de los negocios y en las empresas siendo considerada como el elemento no material (idea, intención, voluntad, pensamiento, valores, símbolos, etc.) de cualquier asociación humana sin que se mantenga necesariamente ningún vínculo con la religiosidad.

En términos religiosos hoy se ve el resurgimiento de una espiritualidad que sigue la misma visión del antiguo paganismo, en que se considera que el mundo y Dios son una sola cosa, se mantienen dentro de un mismo círculo siendo que uno es la extensión del otro. Dentro de este mismo círculo se encuentra también el ser humano que pasa a ser visto como expresión de la divinidad. En esa dimensión Dios ya no es considerado como un Dios personal que se relaciona y se comunica con nosotros. Esta perspectiva se conoce como “la nueva espiritualidad”.

El cristianismo considera que la espiritualidad es la suma de los elementos y prácticas que componen la experiencia permanente del hombre en su búsqueda de Dios. En ese sentido, prácticas como la oración, la lectura y meditación en la Biblia, la comunión y el compartir, la confesión, la gratitud, el culto, y la humildad entre tantas otras conceden cuerpo a la espiritualidad cristiana.

Otra característica de la espiritualidad es que no encuentra su verdadero sentido dentro del ser humano, sino más bien, en la persona de Dios. Dios es el referencial máximo para la búsqueda humana. Por medio de Dios el ser humano puede conocer de forma amplia a su propia naturaleza. En él el ser humano encuentra respuestas para sus dilemas más profundos. Por la obra de Dios y de Cristo se rompe en definitivo la barrera del pecado existente entre nosotros y él, así encontramos el camino para la vida.

La espiritualidad, por tanto, es parte fundamental de la religiosidad y de la fe cristianas y la debemos cultivar a diario. Por su intermedio crecemos en nuestra comunión con Dios y con otros creyentes, vemos nuestra fe aumentar cada día y encontramos formas adecuadas de expresar nuestra creencia a las demás personas.

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