Intentar comprender mejor cual es la fuente de la teología es una tarea que nos ayuda a definir tanto el punto de origen como el procedimiento cotidiano del trabajo teológico. Sin embargo, hay que reconocer que no buscamos las informaciones necesarias para la teología en un único lugar, sino que siempre estructuramos el pensamiento y las conclusiones teológicas en una variada gama de elementos que componen esa fuente.
Estos elementos que componen la fuente de la teología cristiana tampoco pueden ser considerados como elementos únicos e invariables, puesto que pueden variar considerablemente de una tradición cristiana a otra. Pero, sin duda, hay un núcleo general al que lo podemos considerar como una fuente básica para la labor teológica.
Al mencionar esta fuente básica para el necesario trabajo teológico en nuestros días tenemos que empezar con el texto de la Biblia, puesto que entre todos los cristianos se reconoce la Biblia como “la palabra de Dios” y “su revelación especial a los seres humanos”. Ante eso y puesto que el objetivo final de la teología es conocer la voluntad de Dios para la vida humana, el texto bíblico asume la posición fundamental de permanente centralidad en todos los momentos y etapas del trabajo teológico. En otras palabras, eso quiere decir que si no nos basamos en el texto bíblico como siendo la palabra de Dios, nuestro trabajo teológico no logrará llegar a buen término.
Además de la Biblia, es necesario mencionar algunos instrumentos que, aunque se consideren secundarios en relación a la centralidad de la Biblia, son de mucha importancia para la teología. Entre ellos podemos mencionar los datos aportados por otras áreas de estudios, principalmente por la historia, la lingüística, la gramática, la filosofía, la arqueología, la sociología y la antropología entre otras.
Además hay que contar también con la vasta contribución de los tratados y escritos teológicos del pasado y del presente, de esta parte del mundo y de todas las demás, de nuestra tradición y de las tradiciones hermanas. En ese sentido, la integración y la contribución dada por otros teólogos y por otras comunidades deben siempre ser consideradas en nuestra labor. Junto a esto es importante mencionar el lugar que ocupa las legislaciones eclesiásticas en cuanto a temas teológicos, puesto que siempre imprimen su influencia en la teología.
Por fin, no podemos olvidarnos de que tanto la religiosidad popular cuanto las demandas y necesidades actuales también tienen su papel y su espacio cuando nos proponemos a leer la Biblia en búsqueda de la voluntad de Dios.
Lo importante en todo esto es que estos “instrumentos secundarios” deben ser utilizados de forma a ayudarnos a comprender el sentido del texto bíblico y sus posibles implicaciones y significados para nuestras vidas y sociedad dentro del contexto histórico que vivimos. En ese sentido, “ampliar la propia comprensión de fe cristiana es correlacionar el significado de Jesucristo, todos los datos de su vida y ministerio, a nuestros respectivos contextos socio históricos, es preguntarnos qué significan su vida y enseñanza, su encarnación, muerte, resurrección, ascensión y promesa de retorno a nuestras respectivas situaciones históricas” – Orlando Costas
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