lunes, 13 de mayo de 2013
PABLO: de la era apostólica a la era pos-apostólica
Hechos 20.17-38
Un texto fascinante, puesto que se refiere a una predicación de Pablo a los líderes de la iglesia de Éfeso en un momento único de su vida, cuando ya tenía claro que jamás volvería a ver a estos hermanos, ni tampoco ellos a Pablo. Eso le da al discurso un sentido muy especial, donde se mesclan un poco de la historia de Pablo con los hermanos con su despedida definitiva, un poco de enseñanza con advertencias a los pastores locales, un poco de la alegría del encuentro con las lágrimas de la partida.
Hay algunos elementos que debemos mencionar antes de entrar propiamente en el texto: a) de los discursos registrados en Hechos, este es el único dirigido a cristianos; los demás son todos evangelísticos a judíos y gentiles, defensas de la fe ante el Sinedrín y los discursos ante las autoridades judaicas y romanas (22-26); b) los títulos dados a los líderes de la iglesia, presbíteros o ancianos (17), obispos (28) y pastores (28) son sinónimos y se refieren a las mismas personas llamadas para alimentar y cuidar de la iglesia; c) evidentemente en Éfeso había varios presbíteros/obispos/pastores que trabajaban juntos como equipo; d) se sabe que Lucas estuvo presente a este encuentro (13-16) y muy posiblemente haya tomado apuntes de todo lo que dijo Pablo, puesto que este discurso tiene mucho “sabor paulino” y los principales temas de sus cartas son aquí mencionados: la gracia de Dios (24,32), el reino de Dios (25), el propósito de Dios (27), la sangre de Cristo (28), arrepentimiento y fe (21), la iglesia y su edificación (28,32), el sufrimiento inevitable (23-24), el peligro de los falsos maestros (29-30), la necesidad de vigilancia (28,31), la carrera cristiana (24), la herencia final (32).
Con esto en mente, podemos ya dedicarnos a entender un poco mejor el discurso del apóstol y sus posibles significados para nosotros.
1. Su ministerio en Éfeso (20.18-21):
Habla de su ministerio en Éfeso con énfasis en elementos concretos conocidos por los líderes de ésta iglesia. Introduce su ministerio entre ellos con las palabras “vosotros sabéis”, por dos veces (18,20). Quiere que los efesios se acuerden de las énfasis ministeriales dadas por Pablo cuando estuvo con ellos. ¿De qué quiere Pablo que se acuerden los líderes de la iglesia?
a) “como me porté todo el tiempo que estuve con vosotros, desde el primer día que vine a la provincia de Asia” (18): el testimonio personal dado por Pablo era su primera credencial cristiana y una forma clara de confirmar que su ministerio había sido fructífero en Éfeso. Quería que su ejemplo cristiano y que la forma como vivía y se portaba entre todos fuera lo primero a ser recordado por los presbíteros;
b) “he servido al Señor con toda humildad y con lágrimas” (19): describe su trabajo como un servicio al Señor y frecuentemente se presentaba como “siervo del Señor” (Rm 1.1; Fp 1.1). Servía a Cristo sirviendo a la iglesia y a las personas, lo que le da un sentido más profundo al servicio; o sea, ni Pablo ni ninguno de nosotros podemos hablar de servir si no nos dedicamos a servir a los hermanos y a los demás. Si nos servimos a nosotros mismos o queremos que los demás nos sirvan en todo, es que todavía no hemos comprendido qué significa ser siervos de Cristo. Pablo sirvió a los efesios con humildad y con lágrimas, entre las persecuciones de los judíos. Al servir tenía muy claro que no lo hacía por reconocimientos, sino más bien por su sumisión a Jesucristo;
c) “no he vacilado en predicaros nada que os fuera de provecho, sino que os he enseñado públicamente y en las casas” (20): a lo largo de todo el tiempo y el ministerio en Éfeso, Pablo y los presbíteros sabían de su esfuerzo por enseñar con claridad, profundidad y practicidad las Escrituras Sagradas. El trabajo de Pablo siempre ha estado fundamentado en la enseñanza de la palabra de Dios. Para él, si no conocemos profundamente esta palabra jamás podremos conocer la persona y la obra de Dios. La enseñanza era uno de los pilares de su ministerio;
d) “a judíos y a griegos he instado a convertirse a Dios y a creer en nuestro señor Jesús” (21): otro fundamento de su ministerio ha sido la evangelización de judíos y griegos, o sea, de todos. El carácter misionero de su ministerio se destaca como otro de sus pilares. Creía que su llamado le llevaba a compartir el evangelio con los que todavía no creyesen en Cristo.
2. El fin de la era apostólica y sus sufrimientos futuros (20.22-27):
Lucas ya no dice “vosotros sabéis que…”, sino “tened ahora en cuenta que…” Si ya se habían acordado de cómo fue el ministerio de Pablo en Éfeso, consecuentemente tendrían ahora que tener en cuenta que su vida debería seguir por las mismas sendas en las que vino caminando a lo largo de toda su historia. Pablo no les anunciaba ningún cambio de sentido ni de dirección, solo de ciudad. Su ministerio seguiría por el mismo compas, pero el ministerio de los presbíteros-obispos-pastores de Éfeso asumiría, necesariamente, una dimensión más amplia.
Su principal preocupación no era a de sobrevivir a las persecuciones, ni tampoco la de evitar el sufrimiento que le esperaba en Jerusalén. Su principal preocupación era, eso sí, terminar su carrera y llevar a cabo el servicio de testificar de la gracia de Cristo, que le había encomendado el Señor, algo que lo estaba haciendo en Éfeso. Eso era lo que, de hecho, le importaba, pues lo tenía muy claro que su vida le carecía de valor ante la grandeza de Dios y la importancia de que otros le conocieran y le reconocieran como su Señor.
Estaba consciente de que le esperaban prisiones y sufrimientos en Jerusalén, pero parece que lo que más le preocupaba en cuanto a eso era que no volvería a ver a los efesios, a quienes tanto quería y era por ellos querido. Posiblemente, aquí esté el sufrimiento que más le costaba al apóstol, el saber que no estaría más con sus hermanos. Sin embargo, sabía muy bien que su ministerio entre ellos había sido completo, pues les había proclamado todo el propósito y designios de Dios. Había completado su carrera en Éfeso y con los efesios. Se completaba así la era apostólica para los efesios y con estas palabras Pablo les preparaba para el inicio de su era pos apostólica, aunque años más tarde ahí en Éfeso se radicó el apóstol Juan, desde donde coordinaba las siete iglesias de Asia Menor.
3. El inicio de la era pos apostólica y sus exhortaciones a los presbíteros (20.28-35):
El pasado ministerial de Pablo (conocido por los efesios) y sus nuevos desafíos ministeriales en Jerusalén (que debían los efesios tener en cuenta), iban a modelar el ministerio presente y futuro de estos pastores efesios, ahora sin el apoyo ni la presencia apostólica de forma directa. Pablo les prepara para asumir de manera plena sus responsabilidades ministeriales y vocacionales. Para vivir la misión de Cristo en esta era pos apostólica, Pablo les da las siguientes orientaciones:
a) “cuidad de vosotros mismos” (28): el cuidado con la vida personal y la búsqueda por la santidad de uno mismo es lo primero que se exige de cualquier cristiano, pero sobretodo del liderazgo. La confesión arrepentida, la dedicación al estudio de la palabra, la sumisión a la voluntad de Dios, la vida de oración, etc son elementos que jamás pueden ser menospreciados o sustituidos;
b) “y de todo el rebaño sobre el cual el Espíritu Santo os ha puesto como obispos para pastorear la iglesia de Dios” (28): los presbíteros u obispos de Éfeso debería, según la orientación apostólica, dedicarse de forma muy especial y cuidadosa al pastoreo de la iglesia. Cuidar de la edificación espiritual, de la debida disciplina y de la enseñanza de la palabra era un ministerio del que no se podían olvidar. El liderazgo debe cuidar del rebaño de Dios porque ha recibido esa incumbencia del Espíritu Santo, se trata por tanto de un don y de una vocación. Por otro lado, ese ministerio cobra un especial sentido cuando entendemos que ese rebaño es la propia “iglesia de Dios, que él adquirió con su propia sangre”. No se trata de una empresa, de una asociación, de un equipo deportivo… se trata del pueblo redimido y comprado por la sangre de Jesucristo. Eso le da al pastoreo, y al ejercicio de los dones por parte de todos, un carácter de mucha importancia y dedicación;
c) estar alerta con los falsos profetas (29-31): Pablo lo tenía muy claro: con su partida, en la era pos apostólica, se multiplicarían los que enseñan doctrinas equivocadas. Pablo usa dos figuras para describirles a ellos: la de lobos feroces que procuran acabar con el rebaño, y la de los que enseñan falsedades para arrastrar a los discípulos a que los sigan. Las dos tienen el mismo sentido y la actuación de los falsos maestros se viene llevando a cabo desde entonces y por todos los lugares del mundo. La amonestación del apóstol es muy importante, estar alerta con los falsos profetas y sus enseñanzas es una de las principales responsabilidades de los pastores y demás líderes. Exige tanto de ellos como de todos los hermanos una buena dosis de conocimiento de las Escrituras y de cuidado con la salud espiritual de la iglesia;
d) seguir el ejemplo apostólico (32-35): Pablo encomienda los líderes de Éfeso a Dios y al mensaje de su gracia, puesto que solo Dios por su generosa gracia nos puede edificar y santificar como iglesia y como cristianos. Y con base en la gracia de Dios, los pastores y los hermanos de la iglesia en Éfeso deben espejarse en el ejemplo de vida cristiana dado por Pablo, sobre todo en lo que concierne al tema financiero en la iglesia: el ejemplo dado por Pablo fue “no he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie… estas manos se han ocupado de mis propias necesidades y de las de mis compañeros… con mi ejemplo os he mostrado que es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados”.
Seguir el ejemplo apostólico nos conduce a una vida sencilla, contentos con lo que nos da Dios, en disponer de lo que tenemos para ayudar a hermanos en necesidad. El tema financiero en la iglesia puede ser causa de muchos problemas, desconfianzas, conflictos, desentendimientos y hasta divisiones. El ejemplo del apóstol se concluye con palabras muy sabias: “hay más dicha en dar que en recibir”. Todo se resume en cómo cada uno de nosotros nos relacionamos con nuestros propios recursos y bienes: ¿son solo nuestros y para nuestros caprichos y deseos, o son también para ser compartidos con los que necesitan ayuda?
CONCLUSIONES
¿A qué conclusiones podemos llegar? Podemos encontrar muchos significados importantes para nuestras vidas, pero solo me gustaría sugerir los siguientes, como punto de partida:
1. Necesitamos madurar eclesialmente, como era lo que Pablo quería para la iglesia en Éfeso al pasar de su era apostólica a la pos apostólica;
2. Necesitamos madurar teológicamente, sobre todo para crecer espiritualmente en el conocimiento de la palabra, y para afrontar la constante amenaza de las falsas enseñanzas;
3. Necesitamos madurar pastoralmente, como líderes y como creyentes, cuidándonos mutuamente y cuidando de la iglesia;
4. Necesitamos madurar misionalmente, reconociendo que nuestra vocación personal y eclesial nos apunta hacia los demás seres humanos con el mensaje de la gracia de Cristo.
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